
De repente la muerte nos recuerda
que somos de papel,
frágil jardín de colores,
interrumpidos por suspiros...
todas aguardan hasta que las cortan,
mas las que de tanto esperar
solas se marchitan,
pues siempre, en algún rincón,
el sol nunca se posó.
¿que estaría pensando?
"me hubiese gustado volar"
por que nadie elige en que lugar abandonar,
y poco a poco el pasado va quedando muy detrás,
como la tarde arrebatando a la mañana...
dejo lejos la ciudad,
para volver a besar la suave sonrisa de la lluvia,
como un gran piano adormeciendo el día,
en el azul del silencio.
Pero aun hay lugares
por los que quisiera pasar sin mirar,
y entre tantos atajos, veo llegar...
como la niebla invade
los pedasos ya escritos de mis intentos de felicidad,
guitarras enterradas no dejan de llorar,
desde aquel instante en que
opte por nunca mas pensar.