Si dejas de raspar mi mente
podría no pensar,
podría no llegar
de donde los gritos enmudecen,
dejando el sol
sangrando por ahí.
ya no puedo quemarme mas
y el viento huye con mis cenizas,
así aprendí a asfixiarme
con el humo de mis huesos.
sabrás cuando halla muerto
por que ni la lluvia me alcanzara,
tus manos frías ya nunca me encontraran
y mi sangre no las recordara.
bebí el vino de tus entrañas,
con el, los cristales de tus estrellas,
apagandose lentamente,
hundiéndose hasta el fondo del mar,
ahi estaré en ese jardín azul,
y en mi otoño nadie podrá entrar,
ni siquiera el viento ni el sol,
todo sera eternamente lento,
sedado y en canciones vacías.
